Coronavirus, tristeza y adicciones

Aunque parece que dejamos atrás los peores momentos de la pandemia, el impacto que el COVID 19 está teniendo en nuestras vidas todavía está lejos de finalizar. Estamos sufriendo sus efectos y consecuencias a múltiples niveles: de salud, en la economía, en nuestros hábitos y costumbres, y por supuesto, también en nuestras emociones.

Y es que, aparte de enfrentarnos por primera vez en muchas décadas a una pandemia mundial, nos estamos viendo obligados a aceptar numerosos cambios drásticos en nuestras vidas para los que no estábamos preparados: pérdida de muchos seres queridos, en condiciones muy amargas; pérdida de trabajo o de recursos; pérdida de contacto familiar y social, todo ello sumado a la pérdida de actividades de ocio, tiempo libre y, en definitiva, vida normal, pequeños gestos, actos o costumbres cotidianas aparentemente poco significativas, pero que en estos meses de confinamiento hemos descubierto hasta qué punto son valiosos y nos hacen sentir bien.

La pérdida ha sido una constante. Y también, la pérdida, o incluso el vacío, son conceptos que se encuentran en el seno de la tristeza y de la depresión. Y por ello no es casual que este tiempo en el que nos hemos visto sometidos a tantas pérdidas, muchas de ellas no recuperables, la tristeza y la depresión se hayan convertido en una queja constante, en un problema emocional protagonista de esta cuarentena.

Y como ya sabemos, las emociones intensas y desagradables son un caldo de cultivo perfecto para que aparezcan los problemas por consumo y abuso de sustancias. De hecho, pronto tuvimos noticia de cómo el confinamiento había disparado la compra de alcohol en supermercados.

El pasado mes de enero, en un artículo de Charles A. Dorison, Ke Wang, Vaughan W. Rees, Ichiro Kawachi, Keith M. M. Ericson, and Jennifer S. Lerner, de la Universidad de Harvard y publicado en la revista científica PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America), se afirmaba que precisamente la tristeza, pero no todas las emociones negativas, aumentan el uso de sustancias adictivas. En las conclusiones del mismo se afirma que la tristeza realza mecanismos de aumento del deseo, impaciencia y uso de sustancias adictivas.

 

Referencia:

Sadness, but not all negative emotions, heightens addictive substance use

Charles A. Dorison, Ke Wang, Vaughan W. Rees, Ichiro Kawachi, Keith M. M. Ericson, and Jennifer S. Lerner

PNAS January 14, 2020 117 (2) 943-949; first published December 30, 2019 https://doi.org/10.1073/pnas.1909888116

 

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